jueves, 27 de octubre de 2011

¿Pues qué te pasó?

De pequeña era de esas niñas de vestido con crinolina, guante, sombrero y cabello güerísimo; verdaderamente parecía muñequita del porfiriato nacida en el '88. Llamaba a los meseros y educadamente les decía "disculpe, joven, ¿me podría retirar mi plato?" con el clásico ademán señalando la mesa. Con mis ojos gigantes (para el tamaño de mi cara en ese entonces) y mis ganas de ser cantante, era de esperarse que yo amenizara las fiestas con canciones improvisadas y bailes arrítmicos, eso o bailaba sopa de caracol hasta que me diera dolor de caballo.

Y aquí llega la típica pregunta que tanto me molesta: "¿Pues qué te pasó?" ¿Qué me pasó? Pues pasó que crecí. Me pasó la vida y no sólo me pasó. Me chingó. Me pasaron ustedes, bola de manchados.

Primero lo primero, llega la edad donde dejas de ser adorable; a los 6-7 años yo era un gigante que insistía en que las patillas no debían ir atrás de las orejas, debían ir adelante y no había poder humano que controlara mi cola de caballo ridículamente gruesa; por esas épocas uno se queda chimuelo; empecé a buscar mi "estilo", es decir, ya no dejaba que mis hermanas me vistieran y como evidentemente no tenía la ropa que yo quería, improvisaba con cosas de mis hermanas o cosas mías que modificaba; así que yo era una cosa muy espantosa. Entonces, como ya no era tan bonita ni tan simpática, pues ya no causaba gracia que yo quisiera ser cantante. Tampoco que quisiera amenizar las reuniones familiares.

Así que me convertí en una "hija de la televisión" y de los libros, una completa smart-ass se podría decir; porque si ya no era simpática, mínimo tendría que ser inteligente y perspicaz, así pasó un tiempo hasta que resultó que tampoco fui tan inteligente, yo era normal, completamente normal.

Crecí y eché para atrás las patillas, me salieron dientes y decidí que entonces iba a ser "la de los chistes". "La amiga graciosa y buenaonda" la que veía a sus amigas tener novios y novios de manita sudada en la secundaria, mientras yo era la mejor amiga del novio. Y funcionó un rato. Hasta que me cansé.

Un día de la nada, me di cuenta de que pasé de ser la niña-carita de porcelana, a ser la niña-con miles de inseguridades. La que dejó de sentirse bonita, la que se dio cuenta que no era súper dotada, la que vio que no era extraordinaria y la que se cansó de ser el chiste.

Esto no lo escribo para que digan "Pobrecita, vamos a abrazarla por perdedora". No, no, todo lo contrario.

Ahora, a mis 23 añotes me puse a pensar, ¿en qué momento me volví tan insegura?

Y volví a la piinche pregunta de ¿Pues qué me pasó? Pasó la vida, repito. Pasaron los estereotipos, pasó que yo ya no me veía "como de comercial" y en ese momento, la vida y la gente te tratan distinto, creo que uno mismo se trata distinto. Y uno, que se sigue sintiendo princesa no sabe cómo asimilarlo. Buscas ser especial de nuevo y nomás no lo logras. Ves revistas y no puedes ser como las modelos, simplemente porque no mides 1.80 eso y tampoco ayuda que comas garnachas y helados todo el día. Entonces simplemente no encajas.

El chiste es que un día, dejé de tratar de encajar. Un día dije, así me gusto y no me da pena. Sí, a veces renace la niña chimuela que llevo dentro y quiero quedarme en un rincón a llorar porque no soy como quisiera ser. Pero esos son los días en los que agarro valor para salir a la calle y ya estando afuera digo: chale, qué guapa estoy. Y sigo caminando.

Igual y sólo son loqueras mías, tal vez sí soy un adefesio, pero un adefesio que se siente bien siéndolo. Les recomiendo que lo intenten, se siente bien. Y eso es todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario