miércoles, 25 de febrero de 2015

ODIO ODIAR

Desde anoche llegó la noticia de la represión a maestros en Acapulco que dejó a una persona muerta y muchísimos heridos. Las fotos eran verdaderamente espantosas, gente ensangrentada, personas hacinadas en una camioneta de la policía, muchísima violencia. Cosas que de verdad, uno pensaría que pertenecen a otro momento de la historia, a otro país. Pero no, es hoy, es aquí, en México. 

http://aristeguinoticias.com/2502/mexico/violento-desalojo-de-maestros-en-acapulco-segob-da-cifra-menor-de-heridos/

No quiero escribir acerca de los maestros ya que he notado que muchas de estas discusiones son muy pesadas con algunas audiencias. Lo que hoy me sale es una reflexión de mucha tristeza y, más bien, mi tema es el odio en algunas facetas. 


Como todos sabemos, un mexicano ganó el Oscar a mejor película (y muchos otros) este fin de semana. Y dijo un discurso que a mí me pareció súper importante: habló de respeto hacia los migrantes. Deja tú la parte del gobierno que merecemos (que también es digno de destacarse); ¡Habló sobre los migrantes! En Estados Unidos. A la gente de Hollywood que tanto se ha esforzado por preservar una imagen de los mexicanos tan… rara. PUM. Qué emoción.  Al día siguiente, checando facebook y twitter me di cuenta que los medios gringos no hablaban de eso. Hablaban de muchísimas cosas, resaltaban el discurso de Patricia Arquette que exigía igualdad de salarios entre hombres y mujeres, pero nadie hablaba del discurso de Iñárritu. Pinches hipócritas, pensé. En eso, llega la tía loca/Donald Trump a decir cosas ultra racistas acerca de los mexicanos; sólo así se empezó a hablar del tema. Luego salieron más comentarios racistas de otras personas igual de mensas (aunque también hubo muchísimas personas que dijeron cosas buenas sobre nosotros). Y yo no podía dejar de pensar: Pinches gringos, parece que no están contentos si no odian a alguien. Que si los negros, que si los latinos, que si los asiáticos, que los musulmanes. ¡A todos! No mamen. 

Y pues nada, me puse triste. Qué horror que nuestro “modelo a seguir” sea un país tan lleno de odio (No todos. Hay gente hermosísima). Clarito vi esas mismas frases que dicen los gringos tipo Donald Trump traducidas a alguna fresa en Antara quejándose de los indígenas. Clarito vi las paredes que construyen para separar la zona “bonita” de Santa Fe de las zonas “feas”. Vi perfecto a los señores en Reforma quejándose de cualquier grupo que esté marchando y diciendo “ya les hace falta una buena refriega”. Todo eso lo vi. Y pues que me pongo más triste. 


Para ver más imágenes de esta serie: 

Lo que pasó anoche es horrible, es algo que a nadie le debería de pasar, sin importar lo que estén haciendo, nada justifica este nivel de violencia y brutalidad. ¿En qué momento un granadero vio una amenaza tal en un maestro de sesenta y cacho años, con problemas para caminar, que tuvo que golpearlo hasta matarlo? En el momento en el que el discurso de medios y políticos y demás personajes nefastos se le anidó en la mente. “Son peligrosos, van a desestabilizar el país, son unos mugrosos, son una bola de salvajes, no entienden que afectan el turismo”. Pffff… pffff y más pfffffffff. El problema es que nos ponemos a odiar sin pensar. Y el odio genera violencia. Y la violencia genera desgracias como la de anoche o casos más cercanos como muertes en las escuelas por el -famosísimo- bullying. Cosas horribles. Cosas por las que nadie debería de pasar. 

http://www.proceso.com.mx/?p=396870

El segundo problema es que cuando justificamos el odio y la violencia hacia un grupo de personas, también estamos justificando un odio y violencia potencial hacia nosotros.


Sólo quisiera que alguno de estos enojados extremos me conteste: ¿De qué te sirve odiar tanto? ¿Eres más feliz? Señor Trump, dígame: ¿Estaría usted feliz si no hubiera ni un mexicano en su país? ¿Dejaría de odiar? ¿Le ha llevado a algo sentir este repudio por los mexicanos que están en Estados Unidos?  

No sé a ustedes, pero a mí, odiar jamás me ha llevado a nada más que a sentirme peor conmigo misma. Ni cuando voy manejando me ha servido odiar a alguien porque aparentemente no tengo poderes mentales como para hacer explotar llantas (aún). 
Por ejemplo, tuve un novio hace milloooones de años con el que todo acabó mal. Y de verdad, lo odiaba. Y no lo voy a adornar. Lo veía y quería que sufriera por haber sido tan maldito (tan dramática la adolescencia). Un día, lo vi besándose con su nueva novia como por milésima vez. Y en lugar de, como siempre, sentir odio y enojo porque la estaba pasando bien; sentí… nada. Me di cuenta que estaba tan enfocada en odiarlo que no me había dado cuenta que en realidad, no sentía absolutamente nada por él. ¿Estaba ofendida? Claro, pero no valía la pena perder un segundo más pensando en cómo quería que sufriera, por que en realidad, no me importaba. Mis ganas de odiarlo eran tantas que cada que lo veía feliz, yo sufría. ¡Y por nada! Ahí fue cuando me di cuenta que el odio es el peor sentimiento que alguien puede tener. Es el más vacío y el más inútil.  

La falta de conocimiento, la falta de empatía, la incomprensión hacia la vida de los demás nos llevan al odio. ¿Y no es eso culpa nuestra? ¿No es culpa de Donald Trump ser un menso y pensar cosas tan básicas y por eso odiar a los migrantes? ¿No es culpa nuestra no entender el contexto de lo que pasa en Oaxaca, en Guerrero y en muchos otros lugares del país? ¿No es culpa de su ignorancia discriminar a los indígenas y sentir repudio cuando ven a alguno caminando por el DF pidiendo dinero? 

Cuando Calderón aún era presidente, alguien fue a una premiación, a algo así. No recuerdo bien la situación. El chiste es que una señora felicitó a Calderón por la famosa “Guerra contra el narco” sin importar las miles de muertes que llevaba a cuestas. ¿Por qué? Porque le tenía un odio tal a los “criminales” que simplemente no le importaba si se morían o no. “Que se maten entre ellos”. Ay güey. ¿Y toda la gente que queda en medio? ¿Será que todos están metidos en eso por gusto? ¿Será que de verdad tienen más opciones? No sabemos el contexto real de estas personas y por lo mismo, yo no puedo justificar ni una de sus muertes. 

Yo me niego a aceptar el odio y la violencia. Yo quiero que en este mundo haya justicia, no venganza. Así sean las peores personas del universo, yo voy a defender sus derechos para que nadie les haga daño sólo porque pueden. Así sea Donald Trump, igual lo voy a defender. Me gustaría pensar que todos los demás harían lo mismo por mí. 




miércoles, 11 de febrero de 2015

Acá nomás pensando en las lonjas con pelos.

El siguiente texto no es una crítica a mi familia. Los quiero tremendamente y los mismos traumas que tenemos nosotros, los tienen miles de personas. ¿Ok? Ok.  

Una historia rápida para ponerlos en contexto: tengo una sobrina muy graciosa, inteligente y hermosa que resulta que no come fruta. Nada. Todo lo demás sí come, pero no puede con la fruta. El otro día estábamos desayunando y platicando del tema de la temporada -la boda de mi hermana- y estábamos diciendo que deberíamos intentar comer saludable para llegar cómodos a la boda. Y alguien le dijo a mi sobrina (de 5 años por cierto) “¡Sí, nos tenemos que poner a dieta!” (aunque lo que en realidad quería era incitarla a comer fruta, pero salió todo mal). Y de ahí no sé en qué momento mi sobrino le dijo que si engordaba ya no iba a ser bonita. Yo, evidentemente, empecé a decir que no, que el peso no tenía nada que ver con lo increíble, inteligente o bonita que seas. Y mi sobrino siguió. Y nada, al final cambiamos de tema porque todos nos estábamos enojando. Pero lo más cabrón es que nadie le dijo que estaba mal; lo mandaron callar, pero nadie lo intentó sacar de su idea. 

Esta situación y muchas otras “batallas” personales, me pusieron a pensar en la presión tan fuerte que tenemos por estar delgados. Especialmente las mujeres. Y lo que está más horrible es que esta presión la empiezas a sentir desde chiquit@. Mi sobrina tiene 5 años y cada vez más seguido habla del peso, se fija en quién tiene panza y quién no; llora porque le dicen señora gorda de broma para molestarla (aunque a veces llora de todo, así que no es un buen parámetro). Qué miedo que creamos que ser gordo es lo peor que te puede pasar. Qué miedo que la palabra “gorda” tenga tanto poder destructivo en nuestra cabeza.  

Yo, desde hace mucho y a pesar de estar feliz en mi cuerpo, no recuerdo una época donde no haya estado aunque sea medio a dieta. Lo principal es que me preocupa mi salud (por el gran historial de diabetes en mi familia), pero aún así, es dieta -a medias- y te pone en un estado mental muy extraño. Siempre me he considerado una persona bastante segura de mí misma; me gusta mi cuerpo y siempre me he vestido como se me pega la gana, sin importarme que “los leggings no son para gordas” y pendejadas que dice la gente pendeja (¿pues quién más?). Pero debo decir que todo esto, ha sido gracias a mí; no a mi entorno. Mis hermanas me han apoyado bastante en el proceso de sentirme bonita y quererme, pero son bastante duras con ellas mismas y con los demás, a veces sin querer y sin darse cuenta. Mi mamá simplemente es pasivo-agresiva con el tema, te dice que no le gusta cómo estás vestida o que “algo está muy pegado”, lo cual es menos extremo, pero no deja de ser duro y jamás la he escuchado decir que está cómoda con ella misma; al contrario. Lo peor de todo, es que siempre he pensado que si se vieran con los mismos ojos que yo las veo, otra cosa sería. Porque yo siempre creo que son hermosas, aún en sus días fodongos jajaja. 

Y la cuestión a la que voy es que por mucho que te digan que eres bonita o lo que sea, cuando los demás tienen estándares tan extremos con ellos mismos, no puedes evitar compararte y decir: Tal vez yo también me debería de preocupar por esas cosas. 

El asunto del peso siempre ha rondado a esta familia y para nuestra desgracia (¿o no?) somos de esas familias que disfrutan una tarde de sábado con cervezas, carne asada, guacamole y helado de postre. Y que si se nos “olvida” hacer ensalada pues no pasa nada, igual nunca nos la acabamos. No es fácil. Y no todos en la familia somos súper deportivos. Así que tenemos todo en nuestra contra. 

Pero nos gusta ser saludables, nos gusta sentirnos bien y nos gusta comer bien. Nos gusta ser felices. El asunto es que siempre estamos pensando en el peso. No hay una semana en que no se mencione alguna dieta o que una hermana hable de lo mucho que ha engordado o enflacado algún familiar, como si de verdad fuera algo importante. Yo jamás he escuchado decir a alguien de mi familia (salvo mi papá, que ama enseñar sus músculos) que le gusta cómo es o que le gusta su cuerpo. Jamás. Y en cambio, sí las he escuchado hablar de dietas, remedios para las estrías, la panza, lo gordo del brazo y pendejadas que la verdad, a nadie le importan. 

Las mujeres -casi- siempre acabamos midiéndonos ante estándares que supuestamente nos harán más o menos deseables a la hora de conseguir pareja. Deja de lado la salud, lo importante es mantenerte bonita para que tu esposo no te cambie por una chica más joven. Chale. ¿Qué necesidad de meternos en la cabeza que si no estamos “buenas” nadie nos va a querer? Porque si eres hombre, no hay pedo, mientras sepas proveerle a tu mujer de lo necesario, ya la hiciste. No importa cómo te veas. 

¿Y saben qué? La realidad es que no importa cómo te veas. No importa si eres hombre o mujer, no importa si tienes lonjas, si tienes pelo o no. Neta a nadie le importa. Siempre habrá alguien a quien le gusten las lonjas con pelos. SEGURO. Y de verdad, llama más la atención una persona feliz, que alguien que se limita todo el tiempo por no engordar o por cumplir ciertos estándares mensos. Independientemente del tema salud, estar gordo o no, es una decisión personal que nadie tiene por qué juzgar y que definitivamente no te hace mejor ni peor persona. Es como tomar refresco, fumar, comer comida procesada, reciclar, andar en coche o en bici. Son decisiones y cada quien vive con ellas. No hay por qué juzgar a los demás por eso. 

Y nada, hay que querernos. Urgente. 

Así que bueno, últimamente como me preocupa mucho el tema del autoestima y el empoderamiento he estado siguiendo en instagram a cuentas que hablan de tener una imagen positiva del cuerpo, es mayormente acerca de las mujeres, pero aplica para todos. Acá les dejo mis favoritas: 






viernes, 21 de noviembre de 2014

Algo tiene que pasar

Antes de leer esta entrada, póngale play acá para musicalizar su lectura. 




A veces ya no sé ni para qué hago corajes. Me salió esta nota en Facebook "Los violentos tiran a matar; policía tuvo que defenderse: Rodríguez Almeida" y la leí. Y luego, por alguna razón, empecé a leer los comentarios. Entre ellos este: 





Y me enoja. Muchísimo. Entiendo que exista gente que cree que lo que le pasó a los normalistas es un hecho aislado, que a ellos nunca les va a pasar porque trabajan, pagan impuestos, rezan mucho, no viven en Guerrero, no son “revoltosos”, comen verduras y toman chocomilk. Entiendo que sus posturas políticas sean de derecha o de izquierda o de chicharrón. Entiendo que no les interese. Entiendo que no se identifiquen. Entiendo que no lo entiendan. Pero me enoja. No lo puedo evitar. Qué pinche falta de empatía.La realidad es que a todos nos puede pasar y nadie, de verdad, nadie está exento de atravesar por un momento así. 

Hace un tiempo ya, desapareció un conocido al que supuestamente paró la policía federal. Nadie sabe qué le pasó ni dónde está; era una buena persona, tenía familia, trabajaba muchísimo. Y le pasó. A los papás de la guardería ABC les pasó; eran papás trabajadores, que confiaron en que el gobierno había supervisado los requerimientos mínimos para que la guardería fuera segura y les pasó lo peor que les pudo haber pasado: Perder a sus hijos. 49 niños muertos. En la marcha de hace dos sábados, a dos conocidos los arrestaron de manera arbitraria; uno mientras sólo pasaba por el zócalo, vio que una persona necesitaba ayuda (por que los granaderos lo habían golpeado) y pum! Lo agarraron. El otro estaba cubriendo la marcha tomando fotos y video. Los dos trabajan, los dos son buenas personas y les pasó.  Ayer a una familia que fue a la marcha con un niño en brazos y les pasó. A gente que estaba cenando en el centro, les pasó.


Policía agrede a turistas y clientes de restaurante en el Zócalo

(Esos del Marrakech se ven peligrosísimos, ¿no?)


No son cosas lejanas, son cosas que le pueden pasar a cualquiera. 

Después de mi enojo me puse a sopesar la situación: Estoy enojada, pero ¿y entonces? ¿Nada de lo que hacemos sirve porque hay mensos como Jorge escribiendo pendejadas así? ¿No sirve por que no puedo hacerle sentir lo que yo y muchos más sienten? 

Ni madres, sí sirve. Sirve porque hay presión internacional, sirve porque hubo movilizaciones por todo el país. Sirve porque gente que nunca se había unido a una causa, ahí estuvieron ayer, 20 de noviembre. 

Para mí, el momento más catártico de anoche fue la quema de un Peña Nieto de 5 metros con nariz de payaso y las manos manchadas de sangre. Lo vimos entrar al Zócalo y lo seguimos. Éramos un grupo bastante grande rodeándolo entre goyas y gritos de justicia. Entró a la plancha y se colocó. Nos empezamos a abrir mientras todos gritaban “¡Quémenlo! ¡Quémenlo!” y así, lo prendieron. Primero llamitas débiles y de repente una flama enorme bailaba al ritmo de “Fuera Peña, "Asesino" y "El que no brinque es Peña", cuando el fuego llegó a la cabeza todos gritábamos, altísimo y a mí me dio muchísima risa (a veces me río en los momentos menos adecuados, lo acepto) y lloré: estoy enojada, triste y nerviosa. Era justo lo que necesitaba. Sé que nada de lo de ayer se trataba de mí, evidentemente, y que seguro no les importa, pero cuento esto porque me pareció una acción más fuerte y significativa que -por ejemplo- las bombas molotov a Palacio Nacional. Y es que cuando la situación es tan fuerte a veces hacen falta momentos así. Es como la primera vez que prendes “cuetes” en la calle y te mueres de risa y gritas de emoción y te vas a esconder atrás de un coche porque son de los que truenan duro… y ya que se acabaron, tienes un sentimiento de liberación. Los gritos de ayer no eran de inocencia, de felicidad, ni de travesura; eran una mezcla entre desesperación, enojo y el sentimiento de que algo tiene que pasar. He sentido esto miles de veces, en muchas ocasiones y en muchas marchas. Algo tiene que pasar. La esperanza. La tristeza unida. El desprecio por los gobernantes y su ineptitud. El apoyo a los que la están pasando mal.  Algo tiene que pasar. Porque esto no puede seguir así, porque el país tiene que cambiar, porque ya nos cansamos: Algo tiene que pasar. Y ayer lo sentí más fuerte que nunca. Algo va a pasar. 
Y aunque parece que no sirve de nada, las cosas sí cambian. El problema es que a veces no lo hacen con la rapidez y la contundencia que todos esperamos y por eso tanta gente se va yendo. El cansancio y el hartazgo de que nada pase se mezcla con la amenaza de ser reprimido y la gente deja de ir a las marchas, deja de convocarlas. Y todos volvemos a nuestras vidas como si nada, bien lo dijeron los Zapatistas

El EZLN advierte a padres de los 43: Quienes los siguen hoy, irán por otra moda mañana 

Ahorita denme chance, voy a hablar en chinga de #YoSoy132 y ya van a ver por qué (por pejezombie, obvio). Muchos pueden ver al movimiento como un fracaso rotundo porque Peña sí llegó a la presidencia. Yo difiero. A partir de #YoSoy132 muchísima gente se conoció, formó grupos que hasta la fecha, siguen unidos y que de una manera u otra están ayudando al país. Sentó un precedente porque la mayoría de los que estábamos no formábamos parte de ninguna organización política y por eso fue tan fuerte para muchas personas, porque no entendían que la gente pudiera salir a la calle sin tener a un pelmazo dándonos instrucciones; no entendían la organización masiva fuera de un sistema de partidos. Salimos miles a las calles y de esos miles quedan nada, pero los que quedan se juntaron y se hicieron fuertes. Y lo más importante fue que nos quitó muchísimos tabúes.  Antes en las marchas esperabas ver a los estudiantes de las escuelas públicas y ya. Pero hoy no. Hoy escuelas públicas, privadas y gente de todo tipo se entienden como parte de un mismo país y no les da “cosita” unirse para reclamar justicia. Por eso me da muchísimo gusto ver a los contingentes de la Ibero y de la UVM marchando, a señoras que van saliendo del trabajo uniéndose a las marchas, a familias exigiéndole al gobierno. Y con orgullo. Quiero creer que el 2012 y #YoSoy132 nos hizo a todos más empáticos, nos quitó prejuicios y a muchos, nos quitó el miedo. Anoche muchísima gente se tomaba selfies en la marcha y me pareció increíble, porque significa que no les da pena decir: esta es una injusticia y aquí estoy. 

¿Hubiera sido hermoso ver esta cantidad de gente cuando los Padres de la guardería ABC buscaban (y buscan) justicia? ¿O acompañando a las familias de las muertas de Juárez? ¡Claro! Pero las cosas pasan cuando pasan. A todos nos pesaron los 43 normalistas como si fueran nuestros hermanos, nuestros hijos y nuestros amigos, ¿por qué ellos y no otras causas? No sé. Pero los sentimos como si fueran nuestros, porque SON nuestros. 

Así que no hay que desesperarnos, no hay que dejar solos a los que buscan justicia. No perdamos la cabeza. Siempre vamos a encontrar a gente que, como Jorge, piensan que las cosas son ajenas a ellos y que cada quien tiene lo que se merece (sea un golpe, un balazo, desaparecer o morirse). Pero habemos muchas otras personas que somos solidarias, que queremos que algo pase y que no nos vamos a cansar. 


Ir a trabajar, estudiar, pagar impuestos, no tirar basura, dormir 8 horas, hacer ejercicio, querer a tus papás, nos hacen “buenas personas”; pero exigir justicia, apoyar a los que nos necesitan, organizarnos, no permitir abusos, nos hacen parte de un país que necesita cambiar. Urgente. 

Y hablando de falta de empatía: 


Sofía Castro, mi amor, cagándola lindo.

La juventud priísta, una joya. 

Por cierto, no odien a Jorge, el pobre mencionado tanto en esta entrada. Así lo hizo dios. No es su culpa. 


jueves, 4 de septiembre de 2014

Las cosas raras de cuando eres freelance.

Mi última experiencia de trabajo Godinez me hizo tomar la decisión de no querer trabajar en una oficina nunca más (mientras la vida me lo permita, verrrrrda) y aunque soy más feliz, a veces cuando trabajas de freelance pasan cosas inexplicables. Acá mis 5 favoritas:

1. Te despiertas y ¡PUM! 20 llamadas, 50 mails urgentes, 2 palomas mensajeras desesperadas... y en eso se te va la vida. De repente son las 5 de la tarde y tú, en pijama, sin haber desayunado y sin haber hecho NADA de trabajo. Ser freelance es 90% contestar mails, 10% trabajar. En serio, ¡qué cosa con los mails! ¡Nunca terminan! No hay poder humano que los pare y peor porque yo soy de esas que contestan todos. TODOS. Aunque sea para decir: recibido.



2. Todo el tiempo tienes hambre. Algo pasa cuando estás en casa que como que todo el tiempo sientes que la comida te observa y te llama. Así que al menos los primeros meses, engordas como vaca.



3. Hacer amigos es MUY difícil. Trabajas desde casa, ¿qué esperabas? Al menos yo, estoy a 2 de ser esas ñoñas que dicen "mi mejor amiga es mi mamá".



4. Trabajar en pijama es algo normal. Un chongo en lo más alto de la cabeza, es lo de hoy. ¿Suéteres gigantes y fodongos? Mejor. ¿Trabajar desde cama porque hoy está lloviendo? ¡Ok! Y está chido, hasta que tienes que abrir la puerta y los vecinos te ven feo.



5. La gente nunca te cree que estás trabajando. Si vives sol@ no hay pedo, pero si vives con tus papás, hermanos o algún miembro de la familia, olvídate de poder hacer algo. Siempre te van a pedir cosas como: sacaba basura, ayúdame a cargar esto, ve a la tienda, algo le pasó al teléfono y un largo etcétera. Hasta el día que te vuelves loco y pones límites. Entonces todos creen que eres un manchado. No hay manera de ganar.









Quiero hacer cosas imposibles.

Hoy se murió Cerati. Y sentí súper feo. No éramos amigos. No lo conocía. No nada (más que en mi cabeza, ahí hasta teníamos una bonita relación apasionada). Pero sus canciones, sus conciertos, sus discos, su guapura (por supuesto), han formado parte de mi vida. Tiene una canción para cada momento que he pasado. Canciones para cuando me enamoré por primera vez, canciones para esas veces que me han roto el corazón, canciones para cuando quiero portarme mal, canciones para cuando quiero bailar, canciones para trabajar, canciones para dedicar, canciones para querer y canciones para cuando me dejan de hablar... Para todo, hasta para desearme feliz cumpleaños, como una vez lo hizo mi hermana Rocío, juntó pedazos de canciones de Cerati y me hizo una carta hermosa :D


Así que no podía dejar de hacerle un post en mi blog tan del 2000 y pasado de moda de blogspot -oso mil-. Acá mis canciones favoritas de él; fue una dura selección -sólo puse 9-, pero lo logré. 


Vivo es de esas canciones que siempre me harán llorar, 
de esas que me recuerdan que siempre vale la pena querer. 



Tarda en llegar y al final, hay recompensa. 
Canción para no perder la esperanza, nunca. 



¿Qué les dije? Canciones para portarse mal. 



El amor :) 



Algo dentro tuyo es único. Un día eso me dijeron y me lo creí :D



Tal vez parece que me pierdo en el camino, pero me guía la intuición. 
Desde hace mucho tiempo vivo bajo esa frase. Y me gusta. 
Este disco en general me trae buenos recuerdos, un gran viaje a Guadalajara para ir a ver a Cerati, 
muchas noches de risa, mucha independencia. y mucha felicidad. Pura cosa bonita. 



Esto es como de cuando iba en la prepa. Y yo era muy intensa. 
Y escuchaba música a todo volumen mientras fumaba. Ya dejé el hábito. De fumar, pues. 



Una de las canciones que me hacen bailar. 



Y sí, siempre quiero hacer puras cosas imposibles :D



Podría seguir así hasta hacer un post interminable. Como que quería poner tooooodo el disco Amor amarillo y tooooodo el disco Siempre es hoy. Y Fuerza natural también. Y Bocanada. Y Ahí vamos. Y Colores Santos. Y todo lo que hizo con Soda. Y todas sus canciones pues. Y a todo él. 

P.D. Les dejo el link de 11 episodios sinfónicos. Que también es una de las cosas más bonitas de la vida. https://www.youtube.com/watch?v=pzrr0crKl74


P.D.2  Por cierto, se murió Joan Rivers. 
Y también me puse triste. Ella también era mi favorita.



martes, 15 de julio de 2014

"Las mujeres reales se ven así"

"Las mujeres reales tienen curvas"  aaaahhhmmm ok. ¿Y las planas son plantas? ¿O qué chingados?

Cualquier oración que empiece con: "Las mujeres reales" y que se complementa con el estereotipo de su elección, me hace enojar. Mucho.

Las mujeres reales somos todas. Sí, TODAS. También las guapas. Y las raras. Y las flacas. Y las gordas. Y las elegantes. Y las que se visten como hombres. Y las que dicen groserías. Las súper femeninas. Y las que no se depilan. Y las que sí se depilan. Y las que no parecen mujeres. Las exóticas también. Y no hay que olvidarnos de las planas. Y de las que sudan. También las atléticas. Todas.

No existe una sola manera de ser mujer (así como tampoco existe una manera de ser hombre). Pero todos nos hacen sentir y creer que así es.

Por un lado nos bombardean con la idea de que si no eres súper femenina y si no tienes un cuerpo perfecto y con las proporciones adecuadas, no vales mucho. O sea, bien por ti y chido que te sientas guapa y que tengas confianza y eso; pero bueno, podrías mejorar, podrías maquillarte, hacer ejercicio y comer mejor. Entonces sí estarías increíble.

Y por otro lado nos dicen que una modelo no es una mujer real porque es flaca, y porque le meten mucho photoshop a sus fotos. Pero hay una gran posibilidad de que ella la esté pasando mal para verse así y que se esté matando de hambre o simplemente privándose de un delicioso pastel que se quiso comer. También es una víctima de los estereotipos. O quién sabe, tal vez así nació, guapa y flaca. O tal vez sí es feliz haciendo lo que hace para tener ese cuerpo. No puedo saberlo, lo único que puedo saber es que es una mujer real. Que no es un extraterrestre.

Así que en serio, hombres, mujeres. No necesitamos textos como este:

"Enamórate de una mujer que le guste comer. La vida es más divertida comiendo pizza que lechuga. Enamórate de una mujer que le guste la música. No importa que no sea la misma que te guste a ti. La música puede unirlos cuando se distancien, curarlos cuando se enfermen y salvarlos cuando se pierdan. Enamórate de una mujer que sepa cocinar, que le guste lavar platos o que tenga real como para comprar un lavaplatos. Trust me on this one."

http://canalcultura.org/2013/07/05/enamorate-de-una-mujer-de-verdad/

Si una mujer quiere comer lechuga durante toda su vida porque eso la hace feliz, ¿por qué la vamos a juzgar? Si le vale la música ¿a nosotros qué nos importa? Si no lee... pues muy su pe-do.

Tampoco necesitamos que otras mujeres nos digan cosas como esta:

"¿Por qué las mujeres ahora quieren imitar a los hombres? ¿Por qué vestirse de forma masculina, cuando nos vemos tan lindas con nuestras faldas y vestidos, tan femeninas y delicadas? ¿Por qué buscar aventuras sexuales de una noche, que está tan de moda hoy en día, cuando lo único que estamos haciendo es denigrándonos nosotras mismas? Ya ni siquiera son los hombres los que nos denigran, sino que nos damos el lujo de hacernos eso nosotras mismas. ¿Por qué pensamos que debemos embriagarnos para desinhibirnos y ser “más espontáneas”? Lo único que conseguimos es hacer el ridículo, subiéndonos a bailar en la barra, en las mesas, terminando casi inconscientes vomitando en los baños, maldiciendo e insultando sin importarnos nuestra reputación. ¡No es ser más mujer comportarse de esa forma! Poco a poco hemos ido perdiendo el respeto a nosotras mismas y con ello, hemos permitido que los hombres nos traten como sus iguales y nos lo falten también."

http://soniavaldes.com/princesas-en-peligro/


En serio, si les mujeres (u hombres) quieren ponerse faldas, pantalones, trajes de buzo, overoles o no quieren ponerse absolutamente nada... a los demás nos debería de dar igual. Si alguien quiere acostarse con otra persona por una sola noche o salir de fiesta o bailar o decir groserías, es su problema y NO ES UNA INVITACIÓN PARA FALTARLE AL RESPETO.

Yo vivo bajo ciertos estándares, me considero feminista y cualquier actividad que propicie la igualdad, tiene mi sello de aprobación. Y sobre todo, creo en la individualidad y en que una mujer (o un hombre) puede ser como se le pegue la gana, no importa si se maquilla o no, si lee o no, si tiene curvas o no. ¿A quién le importa? Cada quien es como quiere, mientras seas feliz, lo demás da igual.

Está muy bien que todos nos opongamos a cualquier estereotipo y que más bien celebremos la individualidad y lo que nos hace únicos e increíbles. Y eso aplica para ambos lados. TODAS las mujeres valemos lo mismo. TODOS los hombres también. Dejen de intentar meternos en un molde a todos. Porque en ese caso, no quiero ser una mujer real. Prefiero ser una planta.

Y bueno, perdiendo el tiempo en internet, me encontré con algunos blogs que se salen un poco de lo convencional en cuanto a moda y tallas; se los dejo por acá para que nunca se olviden que en esta vida, hay de todo. Si ustedes tienen blogs o páginas de gente interesante y feliz, ¡compártanlo!

But I'm a tomboy
http://but-im-a-tomboy.com/

Tomboy Style
http://tomboystyle.blogspot.mx/

The Dutchess
http://theduchessbyanapizarro.blogspot.com.es/

The curvy fashionista
http://thecurvyfashionista.com/

Curvy girl chic
http://www.curvygirlchic.com/

miércoles, 11 de junio de 2014

"El cuarto de siglo"

Evidentemente, esta soy yo en mi cumpleaños. 
Versión unicornio.



Acaba de pasar mi cumpleaños y estoy muy contenta. Los 25 años me dejaron cosas buenas, malas, tristes, felices, graciosas, tontas, hermosas y feas. Hubo de todo.

Acá las 5 cosas más importantes de mis 25:

1. Me gusto. Un día, casual, me di cuenta de que estoy muy cómoda siendo yo y que llevo muchísimo tiempo sintiéndome así. Me gusta mi humor, mis defectos, mis manías, mis cosas raras y lo más importante: mi cuerpo. Sí, soy de esas pocas mujeres que se quieren como son. Claro, tengo días de crisis de vestuario y de todo, como cualquiera; pero nunca dejo de quererme. Y eso se siente muy bien.

2. Está bien no tener todo bajo control. Este año básicamente fue un descontrol total. Nunca tuve nada en orden. Ni el amor, ni el trabajo, ni los amigos... ¡ni la vida! Se acabó un trabajo, me salí del nuevo trabajo, supe cosas que no quería saber, se cayeron planes, me caí yo y me asusté. Aún así, TODO ESTÁ BIEN.

3. Puedo querer. En realidad es bastante fácil que te lastimen cuando pones tu corazón tan al descubierto, da miedo querer y ser vulnerable. Pero tampoco pasa nada, de hecho, está bien. Entendí que es mucho mejor darlo todo (aunque no siempre me correspondan con la misma magnitud) a pasarla con miedo. A mí me gusta querer mucho, bien y cursi. No quiero seguir reprimiendo cariño nomás porque no me lo regresan igual.

4. No sé qué quiero. Pero sé lo que no quiero. ¡Y qué trabajo me ha costado saber lo que no quiero! Ha sido una cosa de prueba y error constante, pero ya hay varias cosas más claras gracias a toooodos estos errores. Entiendo qué cosas NO quiero y ahora evito esas situaciones que nunca me han gustado, pero que antes, tal vez por pena o por no saber decir que no, simplemente hacía.

5. Ya soy mujerssss. Ok, siempre he sido mujer, pero a lo que me refiero es que ahora sí, no hubo pretextos. Ya soy niña grande, si la cagué (y si la sigo cagando) es cosa mía; si trabajo, es por mí; si sigo estudiando, es para mí. Da miedo y está padre. A veces me cuesta trabajo aceptarlo (a mí y a toda mi familia), pero la verdad es que en este año las cosas importantes las hice sola (siempre sintiéndome respaldada por tooooodos los que me quieren); las decisiones fueron mías, buenas o malas, pero mías. Y estuvo increíble. Y me sentí orgullosa.

Los 26 por lo pronto, van pintando bastante bien con mucho cariño alrededor, muchos proyectos nuevos y muchas cosas emocionantes. Mi principal propósito este año será hacer proyectos de trabajo y personales sola y sin miedo. Quiero aprender a sentirme bien aunque mi familia esté regada por el mundo y que mis amigos estén ocupados y no nos podamos ver. Y entender que no importa si la gente que quiero no está aquí, al ladito de mí; igual no estoy sola, entonces que no hay por qué estar asustada.

Así que amiguita/amiguito, si tienes menos de 25 años o si estás pasando por ellos, debes saber que las cosas salen bien si dejas el pánico de lado. Que los 26 se sienten bien; claro ya empieza el reuma y así, pero nada de qué preocuparse.


Evidentemente odio que la gente se refiera a los 25 años como "el cuarto de siglo", pero bueno, un poco de ñoñería nunca hace daño. 




jueves, 24 de abril de 2014

Las cosas que me dice la gente cuando sabe que estoy en una relación larga... MUY LARGA

Advertencia: Este post no es apto para mi familia. Porfis no lo lean. 

Para quien no lo sepa, llevo más de 9 años con mi novio. Y más o menos desde hace 5 años la reacción de la gente cuando lo sabe es de lo más rara; y mientras más pasan los años, más rara se vuelve. Aquí mi Top 10 de las reacciones que he recibido (acompañadas, claro, por miradas de asombro, lástima, confusión, etc.) y mi respuesta a ellas.


10. ¿Quéeeee? ¡No mames! ¡No mames! ¡No mames!
- Ahmm... oook.

9. Pero ya no son los mismos que cuando tenían 16 años... ¿Cómo siguen juntos?
- La gente crece y es bonito cuando alguien que quieres crece contigo ;) ¿Cómo sigues viendo a tus amigos de la prepa? ¿Y cómo los sigues queriendo? Esto es algo así, pero mejor. 

8. ¿No te aburre horrible?
- Me imagino que tus viernes viendo "La Sopa" o cualquier programa chafa de viernes son mucho mejores que mis viernes abrazando y besando a mi novio mientras veo películas y me río de nuestras tonterías. 


Y aquí es donde todo comienza a ser un cuestionario de mi vida amorosa, sexual y ¡Ah sí! PRIVADA. 


7. ¿No te asusta tooodo lo que te estás perdiendo? 
- ¿Como qué, amiguito? ¿Hay un mundo lleno de magia en el que sólo los solteros y la gente con noviazgos cortos pueden entrar? ¡Me hubieran dicho anteeeeeeees! 

6. ¿Y no te cansas de coger con el mismo SIEMPRE?
- ¿A ti no te cansa no coger at all

5. Y obvio ya estás desesperada por casarte y tener hijos.  
- Claro, porque es lo único que me interesa en esta vida, a fin de cuentas soy mujer y es lo único a lo que puedo aspirar... tic, toc, ¿cierto? 

4. ¿No quieres conocer a alguien más?
- He conocido suficiente como para saber que él es lo que quiero. 

3. ¿Y has besado a alguien más?
- No, porque soy una princesa y me desperté con el primer beso de amor verdadero de mi novio, así que no hubo necesidad.

2. ¿Para qué? y ¿Por qué?
- Ay diossss, qué preguntas tan existenciales y filosóficas para hablar de mí relación. Espero te hagas las mismas acerca de toooodo lo que haces en tu vida. 

1. ¿No te preocupa nunca volver a tener una "primera vez" con alguien?
- La gente pasa tooooda una vida buscando lo que yo ya encontré cuando tenía 16 años y cuando ya lo encuentras, no necesitas "primeras veces" de esas de las que tú hablas porque tienes muuuchas otras y mejores. 


Evidentemente estas son las respuestas que nunca doy. Sólo me río y los dejo seguir con su susto mientras pienso: "pobrecitos, de lo que se pierden" y ellos piensan: "pobrecita, de lo que se pierde". 

Al menos para mí, mientras más pasa el tiempo, todo se vuelve más sencillo. Las peleas son menos dramáticas (a veces verrrrdad), los ratos en confianza son mejores, los besos son mejores, las risas son mejores... Tampoco puedo asegurar que mi relación será eterna, puede pasar cualquier cosa, cualquier día; pero lo que sí puedo asegurar es que mientras me siga haciendo feliz, me quedaré con él. Ya conocí la otra parte y déjenme les digo: sé que no me pierdo de nada. Pero bueno, las relaciones largas no son para todos. 

Sólo les pido, la próxima vez que conozcan a alguien que lleve muuuucho tiempo con nu novi@, no lo incomoden como tantas y tantas personas me han hecho a mí. Si no, podríamos empezar a hablar de por qué nadie los quiere y sus relaciones no funcionan... ahhhh verdad. Pero yo no soy así de mala, yo sé que todos encontrarán el amor. Nomás no me molesten porque yo ya lo hice. 

martes, 4 de marzo de 2014

7. Situaciones de gordita

Total que mi proyecto de ilustración diario fracasó debido a una sobrecarga de actividades. Que la primera comunión, que la comida familiar, que la ida al cine, que la fiesta... ah y empecé a trabajar jajaja. Ayyyy yesú, qué susto tenía porque hoy fue mi primer día, pero todo salió bien. 

Y bueno, retomando la ilustración, va la de hoy: Situaciones de gordita. 

De niña yo era chubby, chistosa, bonita (como ahora menos el sex appeal, por supuesto). Dos trenzas, cachete lindo y chapeado todo el tiempo, pura cosa maravillosa. Y a pesar de que uno es muy carismático y feliz cuando es gordito, hay situaciones inexplicables que sólo nos pasan a nosotros los gorditos. 

Una de ellas es que por alguna razón desconocida para la ciencia, somos un imán para los golpes de pelotas en cualquier deporte. Tal vez porque corremos más lento (aunque yo sólo me paralizaba ante la visión de una peligrosa pelota viniendo directamente hacia mi cara) o porque de verdad tenemos una fuerza magnética mágicomusical que hace que nos peguen todo el tiempo. Y me consta que -casi- siempre me pegaban sin querer. Muchos de esos golpes ni siquiera tenían sentido. Pero pasaban. 

Esta es una de las tantas teorías que tengo. Las pelotas me pegaban por gordita. Son situaciones de gorditos. Pero lo bueno es que nunca he sufrido por eso. Siempre me he reído de mis torpezas. 

Yo, siendo atacada por una pelota de tenis que voló 
desde las canchas más lejanas del mundo, directo a mi ojo. 

viernes, 28 de febrero de 2014

6. Complementos

Lo bonito de la vida es estar bien solo o acompañado, querernos como somos. 

Peeeero ayuda bastante encontrar en el camino personas que te complementan muy bien y eso mis queridos, está bastante lindo. 

A mí me complementa muy bien mi novio. Es el que me hace ser menos "dumb blonde". Es el que no se asusta de mi humor y que siempre se ríe de mis chistes tontos. Por él, aprendí a medio tolerar la impuntualidad ajena (sigo trabajando en eso). Es quien me desafía, quien me hace pensar todo el tiempo, a quien admiro. El que no me detiene para hacer todo lo que quiero y que siempre me echa porras. El que siempre está ahí. Me hace ser mejor persona (y yesuuuú qué trabajo me cuesta a veces). Es mi enciclopedia andando. Es a quien le cuento todo. Es la única persona que sin importar qué tanto me desespere o me enoje, nunca me quiero alejar de él. 

Con algo de suerte, algún día ustedes también podrán conseguirse un novio como el mío. 


jueves, 27 de febrero de 2014

5. Un zorrito del fin del mundo

Una de las experiencias más bonitas que he tenido en la vida fue la boda de mi hermana en Argentina y todo ese viaje familiar. Después de la boda en Buenos Aires fuimos al sur sur sur sur sur (hasta el fin del mundo) y en uno de nuestros múltiples paseos vimos un zorro. Libre. Bonito. Salvaje. 


Así que quise hacerle un dibujito, esperando que siga igual de libre y salvaje. Así como yo jajaja. 



miércoles, 26 de febrero de 2014

4. Jódete vida

Jódete vida, yo tengo dos perras bonitas y tú no. 


Y efectivamente, una es flaca y la otra es gorda. 


Todo esto me lleva a que poniendo las cosas en perspectiva, toooodo lo que me tenía atormentada es una tontería. Así que ya puedo dejarme de pendejadas y volver a mi vida normal :) 

martes, 25 de febrero de 2014

3. Un traje de panda

Están los días tristes y están los días extra-tristes. Están los días difíciles y luego están los extra-difíciles.

Hoy fue extra-triste y extra-difícil. 

Y para un día como éste quisiera tener un traje de panda para ponérmelo y ser feliz. Porque, ¿quién podría ser infeliz siendo un panda (o un unicornio)? NAAADIE. 




Así que bueno, hoy mando miles de besos de amor al infinito, esperando que sean recibidos. 
Y otros miles a una de mis personas favoritas, esperando que todo pase pronto. 

P.D. Vida, en buena onda, basta. Ya no quiero más tristezas. En serio que no. Por tu atención, gracias. 


lunes, 24 de febrero de 2014

2. Otra vez

Anoche otra vez dormí como tres horas. Esta falta de sueño me va a matar. 

Me acabo de dar cuenta que llevo mal las fechas :/ 

Pero hoy fue un buen día :) 



Acá un par de canciones que hoy me pusieron de MUY buen humor: 





1. Hoy/ayer :(:

Y bueno, a más de un año de no aparecerme por acá, hoy me dieron ganas de actualizar este asunto.

Llevo un mes trabajando por mi cuenta y volviéndome loca. Así de plano. Es bien difícil averiguar lo que quieres hacer de tu vida cuando no tienes ganas de pensar en nada y sólo quieres dedicarte a viajar y cotorrear. La vida, el trabajo, el amor, la familia, los amigos, las mascotas, el tráfico, la ciudad... a veces todo agobia. Y estas semanas han sido particularmente demoledoras. 

Pero hablemos de hoy. En estos días la vida me dio un revés bastante extraño que me quitó el poco balance que tenía. Y aunque al principio sentí que se me acababa el aire... algo bueno salió de todo esto. Decidí algo. No resultó. Pero se sintió bien haber tomado un riesgo. Y hoy me di cuenta que no podía seguir haciendo malabares con tal de evitar tomar decisiones. Que no por eso duele menos, pero mínimo le da un propósito al sentimiento. 

Así que me puse a pensar. Y llegué a muchas conclusiones. Y creo que todo irá bien. 

Además de mis decisiones súper importantes acerca de la vida, el trabajo, el amor, la familia, los amigos, las mascotas, el tráfico y la ciudad... también quiero empezar a ilustrar más, así que me propuse hacer una ilustración por día. Empecemos con una semana. A ver cómo me va. 

La de hoy es un perrito negro sin color confundido, algo emputado, algo raro, pero que eventualmente estará bien. 


domingo, 17 de febrero de 2013

Yora?

¿Yora qué ando haciendo? Pos trabajando en una agencia muy chiquita y muy cotorra y resulta que hacemos la Gaceta del Palacio de Hierro y pos cosas así muy hermosas. 

Acá unos ejemplitos y propuestas de identidad y papelería. 







Yora unos ejemplitos de la Gaceta Palacio. Muy monito todo. 









Todo con la mano de Jaime (mi jefe) y Rebeca (mi compañerita). Chidoguan. Pis aut.