Total que mi proyecto de ilustración diario fracasó debido a una sobrecarga de actividades. Que la primera comunión, que la comida familiar, que la ida al cine, que la fiesta... ah y empecé a trabajar jajaja. Ayyyy yesú, qué susto tenía porque hoy fue mi primer día, pero todo salió bien.
Y bueno, retomando la ilustración, va la de hoy: Situaciones de gordita.
De niña yo era chubby, chistosa, bonita (como ahora menos el sex appeal, por supuesto). Dos trenzas, cachete lindo y chapeado todo el tiempo, pura cosa maravillosa. Y a pesar de que uno es muy carismático y feliz cuando es gordito, hay situaciones inexplicables que sólo nos pasan a nosotros los gorditos.
Una de ellas es que por alguna razón desconocida para la ciencia, somos un imán para los golpes de pelotas en cualquier deporte. Tal vez porque corremos más lento (aunque yo sólo me paralizaba ante la visión de una peligrosa pelota viniendo directamente hacia mi cara) o porque de verdad tenemos una fuerza magnética mágicomusical que hace que nos peguen todo el tiempo. Y me consta que -casi- siempre me pegaban sin querer. Muchos de esos golpes ni siquiera tenían sentido. Pero pasaban.
Esta es una de las tantas teorías que tengo. Las pelotas me pegaban por gordita. Son situaciones de gorditos. Pero lo bueno es que nunca he sufrido por eso. Siempre me he reído de mis torpezas.
Yo, siendo atacada por una pelota de tenis que voló
desde las canchas más lejanas del mundo, directo a mi ojo.
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