¿Cuántas veces no hemos escuchado el sonsonete ese de "2 de octubre no se olvida"?
Aparentemente ya todos sabemos qué pasó ese día, ya todos lo estudiamos y no queda nada nuevo qué decir, o al menos esos son los comentarios que he escuchado.
Para escribir este post pasé por una lucha interna, donde me pregunté qué tan importante es en realidad esta fecha y si todos tienen razón; ya todo se dijo, ya todo se hizo. Ya no hay que darle vueltas al asunto. Un presidente se volvió loco por un montón de estudiantes que se manifestaban de manera pacífica por el derecho de expresión y decidió hacer una masacre, para dar un mensaje, para callarlos. Y ya. Eso es todo Así lo vamos a decir. Como si estuviéramos leyendo el clima.
Este post empezó porque contacté al CCU de Tlatelolco para ver qué iban a organizar para conmemorar esta fecha y resultó que no tendrán nada "especial" y me quedé pensando; si a ellos, que están en el corazón donde todo ocurrió no les interesa tanto, ¿dónde quedan las nuevas generaciones? Toda esa gente que aún no sabe o que pretende no interesarle y que sólo sabe que el 2 de octubre una bola de chamacos, en su mayoría de la UNAM, salen a vandalizar el centro histórico, como cualquier marcha.
Y todo el mundo me dijo, bueno, ¿es que ya qué hacen?.
¿Han visto esos programas de televisión donde sale un reportero y le pregunta a la gente en la calle cualquier cosa, "¿Sabe quién es Benito Juárez?" y la gente les responde "Sí, claro, el que hizo la expropiación petrolera" (algo así) y todos nos reímos burlándonos u ofendiéndonos de lo inculto que es el pueblo mexicano? Y al final, todos decimos, "Qué barbaridad". Listo. Con eso ya hicimos nuestra parte por la educación, burlándonos de aquel cuya formación no fue la mejor. Habrá que preguntarles a esas personas su escolaridad, por qué no pusieron atención en esas clases, no sé. Habrá que preguntarle a todos los que están del otro lado de la pantalla si realmente saben quién es Benito Juárez.
Siento que así pasa con el 2 de octubre.
Recuerdo bien mi preparatoria; escuela privada de padres josefinos del Estado de México, 6º de prepa, el último año, todos tan crecidotes y altaneros. Nos tocaba preparar una ofrenda; ya saben, para enseñarles a los niños fresas cómo se celebraba el día de muertos en otras partes del país. Nosotros no sé por qué decidimos hacer nuestra ofrenda conmemorando la matanza en Tlatelolco. El chiste es que recuerdo perfecto que se subió Oscar, un amigo, a decir "A ver, todos saben lo que pasó ese día, ¿cierto?" PUUUM silencio. En realidad nadie sabía bien qué había pasado, por qué, cuál era el contexto. Sí, sí, todos vimos Rojo Amanecer y ¿luego?. Él siempre tan intenso y acelerado nos empezó a explicar. Y bueno, la cosa se volvió muy poética al final, todos tomamos la matanza de Tlatelolco a título personal, viendo a la autoridad (en este caso un par de sacerdotes viejillos y malhumorados) como el enemigo al que había que decirle "basta, tú no me puedes reprimir"... qué cosa tan bonita y adolescente. Hicimos la mejor ofrenda y... obvio, perdimos. A la autoridad no le gusta que la cuestionen, aunque sean unos sacerdotes malhumorados. Todo el salón indignado, por que los demás habían usado canciones en inglés para la representación de sus ofrendas mexicanas. Aún escucho "Dust in the wind" y me dan ganas de romper cosas. Y nada, la autoridad había hablado. Nosotros no ganábamos. Esos no eran temas que se premiaran. *
Ahora recuerdo todo esto y me da risa, éramos tan... adolescentes, que daba miedo.
La cuestión es que al menos, a todo un salón, nos movió. Hizo que creyéramos firmemente en defender nuestros derechos, por pendejos que fueran (la lucha eterna con la escuela por el corte de cabello, por las perforaciones). Todas las personas que nos involucramos sentíamos que éramos nosotros los que estábamos esa noche en la Plaza de las Tres Culturas, les digo, algo muy poético. Pero me gusta pensar, que de algún modo, nos hizo personas más analíticas con la situación. Nos hizo advertir señales de "represión". Igual y sólo nos duró un mes o menos. Pero al menos, en nosotros quedó el recuerdo.
Vienen las elecciones del 2012, con Peña Nieto a la cabeza del PRI; ese PRI joven que tanto nos habían prometido. Joven, pero arrastrando un pensamiento de la vieja escuela. Por eso, a mí, el 2 de octubre no se me olvida y tampoco lo perdono. Porque en este país es muy fácil ignorar a la memoria. Tienen razón, yo no lo viví, a mí qué me importa. Pero no he vivido muchas cosas y las celebro o las sufro. Así es esto. Y creo que está en nosotros tampoco olvidar. Hacer que todas esas personas que desaparecieron mientras el PRI estaba en el poder, signifiquen algo. Honrarlos de la mejor manera que podemos y eso es, no olvidarlos, no dejar que a las generaciones que vienen les pase lo mismo. Hay que recordar que en los movimientos estudiantiles estuvieron involucrados jóvenes de todos los estratos sociales y escuelas. Nadie se salva.
Yo no creo en los partidos ni en las instituciones y se los hago saber. Intento exigir lo más que puedo, aunque sé que también estoy en una zona de confort donde pocas veces hago algo radical por cambiar al país. Pero hago lo que puedo. No hago campañas de a gratis a partidos que sólo me quieren atorar, no les creo nada. Dejé de creer en el gobierno desde hace mucho. Creo en el poder de la gente. Creo en la memoria y en que nosotros somos más. En nosotros está que todo cambie, pero para eso, a veces se necesita dejar de estar cómodos y no dejar que los gobernantes decidan por nosotros, sin considerarnos.
Ya me lo saqué del pecho. Ando muy intensa.
* Por cierto, en realidad ganamos el 3º lugar de 5 ofrendas, hubo dos 1º lugares... el premio fue un disco de Luis Miguel, para todo el salón, de 36 personas, lo rifamos y justo se lo llevó la huevona que no hizo naaada durante toda la ofrenda. By the way, ella me bajó al novio en ese entonces, doblemente bitch. Y el premio al 1º lugar, eran más discos de Luis Miguel, obvio. Y exentabas historia, algo así.
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